Ahora que la seguridad vuelve a ser objetivo
difícilmente alcanzable en el mundo laboral, la
franquicia gana visibilidad como puerta de entrada
a la empresa. Un hecho que coincide con la dificultad de las
franquiciadoras para encontrar candidatos con respaldo económico,
lo que las obliga a flexibilizar sus condiciones de entrada. Como
resultado de ambas circunstancias, los emprendedores con capacidad
de autofinanciación pueden encontrar en la actual crisis un buen
puente de despegue de su negocio en mejores condiciones y con una
competencia en horas bajas.
Modelos de negocio adaptados a locales más
reducidos, aplazamientos en el pago de royalties, flexibilidad en
la financiación del stock de tienda, córner para completar la
oferta de un negocio principal, campañas de márketing adaptadas a
la crisis… Estas son sólo algunas de las apuestas por la
flexibilidad y la competitividad que los franquiciadores ofrecen a
sus futuros franquiciados con el objetivo de no estancar el
crecimiento de sus cadenas.Una práctica que está permitiendo
reducir las barreras económicas de entrada a la
franquicia por parte de las centrales, aunque
quizá se sea más selectivo en lo referente al perfil profesional de
los candidatos.
El objetivo es captar perfiles que tengan en su
experiencia y habilidades directivas un fuerte input para sacar el
negocio a flote en un momento en que se da por hecho que habrá que
encarar dificultades añadidas a las ya habituales.
La franquicia ofrece grandes ventajas a los
emprendedores que deciden dar el paso para convertirse en su propio
jefe o, incluso a los empresarios de miras más ambiciosas.
Asociarse a una cadena permite contar de antemano con un
presupuesto real que detalle el capital que se debe reunir para
hacer frente al arranque del negocio. Es en esta fase en la que
suele darse una gran mortandad empresarial. En muchas ocasiones se
trata de proyectos que sí son viables pero que han cometido el
error de no habilitar el colchón financiero necesario que proteja
de los descubiertos hasta que el flujo de caja comienza a
regularizarse.
Además, los candidatos tienen la ventaja de poder reunirse con
asociados de la cadena para comentar el día a día del negocio y
sondear cómo se están sorteando la difícil coyuntura. Una ventaja
inimaginable en otras vías de acceso al mundo de los negocios. Con
todo, la mayor aportación de la franquicia al emprendedor es su
completo plan de negocio. Un documento que incluye las acciones a
realizar en todas las fases de negocio y que implica un
tutelaje que sirve para no incurrir en muchos de los errores
a los que el empresario individual debe hacer frente.
El volumen y calidad de información con el que un futuro
franquiciado llega a la apertura de su negocio no es equiparable a
ninguna otra fórmula y es en buena medida un efectivo limitador del
riesgo. Además, esta información está al alcance del emprendedor
desde la fase de búsqueda y selección. Revistas
especializadas, portales de Internet, ferias de franquicia o
jornadas de divulgación son herramientas muy útiles
siempre que se sepan utilizar con capacidad de análisis.
Todos estos canales recogen noticias, comparativas de sector,
entrevistas, etc. que permiten conocer los modelos de negocio más
consolidados. Unas franquicias que, en buena
medida, cuentan con fuertes peajes de acceso al uso de unas marcas
con gran reconocimiento por parte del público, como contrapartida
acostumbran a tener unos índices de fracaso de negocio realmente
mínimos. Sin embargo, es la información sobre cadenas más noveles
la mayor aportación que estos medios realizan al emprendedor.
Aunque el riesgo de fracaso que se asume es mayor, asociarse a una
cadena en su fase de desarrollo inicial o medio puede reportar
grandes beneficios, sin obviar el nada desdeñable hecho de que sus
inversiones son más accesibles. Si el emprendedor tiene olfato para
detectar en esos momentos incipientes marcas que con posterioridad
van a despuntar, recogerá todos los beneficios de su explosión
comercial. Está claro que sólo unas pocas enseñas disfrutan de este
momento de éxito y de ellas no todas mantendrán el estatus, pero
los rendimientos que ofrecen pueden ser rápidos y significativos.
Una situación que todos los años disfruta un puñado de
franquicias.
La negociación
La negociación con estas centrales suele ser más flexible, ya que
su interés por hacer crecer a la red es mayor. En una encuesta
realizada por Franquicias Hoy en el sector el
pasado mes de mayo, el 9,3% de las enseñas reconocían estar
concediendo rebajas y aplazamientos en cánones y royalties. Otros
aspectos como la duración del contrato, ampliación de la zona de
influencia o facilidades para la apertura de un segundo
establecimiento pueden ser negociados ahora con resultados
ventajoso para el emprendedor.Y es que no todo son sombras en la
actual coyuntura.
Hasta aquí algunas de las ventajas que la
franquicia ofrece para la apertura de un negocio
frente a otros modelos más tradicionales, pero de una lectura
posibilista de la actual crisis se pueden deducir algunas otras
interesantes.
Fuera de los operadores líderes, la crisis del consumo está
desactivando a buen número de empresas. Con una gestión centrada en
la supervivencia del día a día, la competencia mantiene un perfil
muy bajo, lo que deja vía libre para que nuevos negocios ganen
posiciones empleando menos recursos y esfuerzos que tan sólo hace
unos meses. El resultado es que el negocio puede ganar notoriedad
con mayor rapidez que en los tiempos en que todos los agentes del
mercado asumen posiciones expansivas. Quien así lo haga podrá
aprovechar los primeros síntomas de bonanza del mercado,
consolidándose como enseña de referencia en un tiempo récord.
Bien es cierto que para asumir esta estrategia como propia es
necesario contar con los fondos necesarios que permitan, no sólo
mantener el negocio a flote, sino asumir el coste de un márketing y
una comunicación agresiva. Unas inversiones que ofrecerán una
rentabilidad rápida y muy superior a la que daría en otras
coyunturas.
Aunque la gran pregunta es saber cuándo la economía española
recuperará el color verde en sus indicadores, la mayoría de
analistas coinciden en señalar mediados de 2010 como punto de
inflexión. Asumiendo que la recuperación del mercado será
progresivo y lento, hasta entonces se puede asumir la puesta en
marcha de una empresa que debe tener un un coste inicial ajustado a
nuestros ahorros y poder de persuasión, asumiendo que este último
sea tan seductor como para embarcar a familiares y amigos en un
proyecto que va a nadar a contracorriente. En este aspecto la
franquicia también puede aportar un plus de
confianza.
Mejor en asociación
Este viaje no hay por que iniciarlo en soledad. La crisis fomenta
el asociacionismo entre personas y empresas, una forma de minimizar
los efectos del fracaso y, sobre todo, de añadir valor en capital
humano. Es importante que entre los socios se sumen
complementariedades que ayuden a gestionar de forma más eficiente
la franquicia.
Además, las nuevas empresas cuentan con unos gastos fijos muy
ajustados y recursos acordes a la coyuntura. Como resultado, es más
sencillo que las tarifas de servicios y productos estén adaptadas
en origen a las nuevas exigencias de la demanda, que exige rebajas
sobre las aplicadas en años anteriores. Aquí, las economías de
escala de las franquicias, veteranas y noveles,
tienen mucho que decir.
En conclusión, la lectura de la crisis más mediática de la historia
también puede ofrecer aristas en su balance de oportunidades y
amenazas. Lejos de lecturas maniqueas, todas las coyunturas ofrecen
oportunidades y no siempre se puede esperar una coyuntura
favorable, por eso el emprendimiento también es posible en tiempos
de crisis. Y más seguro sí se hace acompañado de una
franquicia.
Franquicias Hoy.
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