Buscan crecer a través de la
unión
Luego de 20 años de apoyar a la
integración socio-cultural de 6,000 mexicanos "en discapacidad", el
movimiento Unidos somos iguales anunció sus planes de crecimiento
en el país como franquicia social.
Fundadora del movimiento e inspirada
en el cercano caso de sus dos hermanos en discapacidad, Estela
Villarreal Junco invitó a las empresas a sumarse a este movimiento
como parte de su concepto de responsabilidad social. Expuso que la
integración social de las personas con alguna discapacidad es tarea
también de la sociedad, pues se trata de una comunidad que de
acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) asciende a
10% de la población. "Yo tuve la oportunidad de vivir con dos
hermanos en discapacidad y al darme cuenta del rechazo que vivíamos
como familia cuando salíamos a la calle y de que la gente no era
mala, sino que desconocía el problema, supe que teníamos qué romper
ese círculo vicioso donde las familias nos encerrábamos antes de
transformar el contexto", comentó.
Villarreal Junco, quien recibió el
premio del Consejo Mexicano para la Filantropía, recordó que este
movimiento consiste en organizar programas recreativos y sociales
entre las personas con discapacidad y los jóvenes de las
comunidades que reciben la capacitación y sensibilización. Habló
del modelo social con el que busca transformar la cultura del país
en favor de quienes padecen alguna discapacidad.
Para ello, inició esta franquicia
social en la que los franquiciantes son principalmente personas con
vivencias cercanas con ese segmento social. Mayor impacto Explicó
que una franquicia social no es un negocio, sino que busca que el
impacto llegue a la mayor parte de la comunidad en forma
estandarizada, pero "no es una franquicia que implique regalías".
En ese sentido, refirió que la manera de allegarse de fondos para
la organización de los encuentros entre jóvenes de la comunidad y
personas en discapacidad resultan del trabajo propio y campañas
financieras que los apoyen.
El mercado para este tipo de modelo
social no sólo son los jóvenes con espíritu emprendedor en el país,
sino que también puede ser utilizado por las empresas que hoy
tienen la voluntad y el interés de desarrollar el concepto de
responsabilidad social, enfatizó.
La franquicia Unidos somos iguales
opera en las ciudades de Jalapa, Veracruz; en Guadalajara, Jalisco;
en Cuernavaca, Morelos, y en Hermosillo, Sonora, aunado a sus
planes de abrir dos unidades por año y empezar en el corto plazo a
replicar el modelo en América Latina, agregó.
27 de Noviembre de 2007 / El
Economista Suplemento El Empresario