Considerando su gusto y la práctica
por el futbol desde niño, José Luis García Aymerich decidió en
conjunto con un compañero del Tecnológico de Monterrey, (donde
integraban el equipo deportivo), emprender un proyecto basado en la
pasión que él sentía por este deporte, y la necesidad no cubierta
por el mercado de proporcionar un entrenamiento que más que futbol,
promoviera entre niños y niñas valores la formación del carácter
aplicados al deporte.
Comienza como un curso de verano y
con una mínima inversión, Forma Soccer logró inscribir a 150 niños
en su primera edición.
Trece años después, esta empresa ya
es marca registrada y cuenta además con un sistema de trabajo
fundamentado en manuales de operación teniendo en mente un proyecto
más, franquiciar a todo el país.
¿Cómo enfocó su espíritu
emprendedor hacia el desarrollo de esta
empresa?
Desde muy chico practicaba el futbol
en la cuadra en la colonia Ampliación Los Ángeles, aprovechando que
mi hermano mayor tenía sus porterías.
Ya en el Tecnológico de Monterrey,
jugué por varios años.
Dentro de mi perfil como
emprendedor, empecé este concepto con el interés del desarrollo de
los niños y jóvenes promoviendo valores como responsabilidad,
disciplina y lealtad.
¿Cómo fue éste proceso para
integrar un equipo como Forma Soccer?
No ha sido fácil.
Como cualquier empresa, ésta se
diferencía de la competencia de cursos de verano entendiendo que su
objetivo es entretener a los niños durante el periodo vacacional de
julio y agosto de las escuelas; nosotros formamos este equipo con
gente totalmente capacitada.
Prueba de ello son los 13 años que
corroboran el buen trabajo que se ha realizado.
Atendemos alrededor de 500 familias,
entre nuestro curso de verano y el club sabatino de futbol, todos
ellos trabajan para ser mejores.
¿Cuántas personas forman
parte del equipo de trabajo en Forma Soccer?
Son aproximadamente entre 40 y 50
adultos que participan en el curso de verano.
Hay un adulto por cada siete niños
en el curso.
Tenemos diferentes puestos en la
empresa:
Está el área de instructores, que es
el personal que enseña futbol, con estudios avalados por la
Federación Mexicana de Futbol.
Los entrenadores o monitores, que
son los que acompañan a un grupo de no más de 12 niños.
Además está el equipo de utilería de
cuatro personas, que verifica los espacios en que desarrollan las
clínicas de futbol.
Tenemos un coordinador deportivo,
operativo, personal administrativo.
¿Cuáles fueron las
condicionantes que determinaron la necesidad de la creación de esta
empresa?
Identificamos ésta necesidad y un
importante nicho de mercado durante el verano.
No existía un curso de verano con
altos estándares de servicio y calidad, no sólo para nuestros
clientes directos que son los niños, sino para los padres de
familia, todo un concepto integral que identificamos que lo
necesitaba la gente; por eso decidimos emprender el
negocio.
Tal fue el resultado que con muy
poca publicidad y algunos trípticos distribuidos en escuelas y la
comunicación informal, nos llevó a tener 120 niños en nuestro
primer año de operación; en el segundo año 220 niños.
En este momento el número se ha
triplicado.
¿Esto refleja un proceso de
profesionalización de los cursos?
Se da en cada una de las actividades
del día, no sólo