28/11/2011 | José Trecet | FinancialRed
En épocas de crisis el autoempleo se posiciona como una
alternativa para los casi cinco millones de parados. Existen
diferentes formas de emprender y una de las que ha tomado fuerza en
los últimos tiempos es la de montar una franquicia.
Naturalmente hay quienes aseguran que este tipo de negocios no son un verdadero
emprendimiento ya que, en definitiva, no aporta ninguna idea
novedosa y se limitan a explotar una marca que ya está en
funcionamiento.
Sin embargo, la realidad nos dice que en 2010 el número de
franquicias aumentó un 6,2% y el de negocios un 2,4% según los
datos de Mundofranquicia. Además, su facturación creció un 3,1%,
hasta los 20.248 millones de euros. El ejercicio en curso no está
siendo diferente y confirma esta tendencia al alza con un
crecimiento estimado del 2%.
La clave de su éxito hay que buscarla por una parte en el propio
entorno económico pero por otra en las ventajas del modelo de
franquicia. En este
sentido, la actual escasez de crédito ha puesto a las franquicias
en el punto de mira de quienes desean emprender pero cuentan con un
capital limitado y saben que difícilmente conseguirán financiación.
Y es que las franquicias constituyen una inversión mucho más
económica que abrir un
negocio (depende del tipo de negocio y sociedad que deseemos
crear).
Dentro de las franquicias también existen las llamadas franquicias
low cost, que como su propio nombre indica no requieren una
inversión inicial. En este caso estaríamos hablando de negocios que
en ningún caso superarán los 30.000 ó 40.000 euros.
Pero precio al margen, lo que de verdad está ‘tirando’ de la
industria de las franquicias son las ventajas inherentes a esta
forma de emprender:
Es un negocio probado: una franquicia no es más que una licencia
que una empresa nos concede para replicar su negocio y utilizar su
marca. Se supone que se trata de negocios probados y, por lo tanto,
menos arriesgados.
Know-How del franquiciador: la franquicia aporta un modelo de
negocio, una manera de gestionar el negocio que funciona. La matriz
franquiciadora ofrecerá todo este conocimiento, así como el
conocimiento del mercado, al emprendedor.
Apoyo administrativo y asesoramiento: la matriz se encargará de los
aspectos administrativos y hará las veces de asesor para la puesta
en marcha del negocio ayudando a elegir el local, a cumplir con las
licencias de apertura y otros trámites. Este apoyo será
especialmente útil durante los primeros pasos del negocio.
Estrategia de marketing: la comunicación y el marketing suelen ser
uno de los puntos negros de los emprendedores, que bastante
ocupados suelen estar la actividad propia de su negocio como para
idear estrategias y mucho menos invertir en
publicidad. En el caso de la franquicia, todo esto
correrá a cargo del franquiciador.
Contacto con proveedores: la franquicia implanta un modelo
de negocio cerrado en el que el contacto con los proveedores ya
llega cerrado y además con los beneficios de comprar en grupo, lo
que suele permitir mejores precios.
Fácil y rápido: al final, crear una
franquicia es la fórmula más rápida y sencilla de desarrollar una
actividad empresarial, puesto que evita toda la parte de crear un
plan de empresa, desarrollar el plan estratégico y, por supuesto,
dar con la idea de negocio.
Eso sí, como con cualquier negocio, nadie puede asegurar al 100%
que vaya a funcionar.